sábado, 12 de diciembre de 2015

COP21: en la cumbre de París aprueban histórico acuerdo para frenar el calentamiento global

La conferencia de París sobre el cambio climático finalmente ha dado frutos. Los 195 países reunidos en esa ciudad aprobaron este sábado un acuerdo final que entrará en vigor a comienzos de 2016. “El punto más importante es el acuerdo para que el aumento de la temperatura global no alcance los dos grados centígrados”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, quien fue el encargado de presentar parte el texto final que se logró después de dos semanas de negociaciones dentro de la reunión del clima COP21.

Hasta ahora se consideraban el aumento hasta los dos grados centígrados como límite para el calentamiento global, pero muchos activistas lo consideraban como una opción a largo plazo que no permitía acciones concretas.

“COP21 es realmente un punto de quiebre para todos nosotros. A partir de ahora tenemos verdaderas bases, ecológicas, para salvar nuestro planeta con este acuerdo que era necesario para el mundo entero”, agregó Fabius durante la presentación del borrador final.

El documento final establece que el aumento de la temperatura global debe mantenerse por debajo de los 2 grados centígrados.

La negociación sobre el contenido del borrador terminó 16 horas después del plazo establecido inicialmente.

Por qué a América Latina le preocupa tanto el cambio climático

Las negociaciones se centraron en lo ambicioso que debía ser el pacto, la diferenciación en la asunción de responsabilidades de los países desarrollados y cuándo se facilitaría en términos de financiación a los países en desarrollo.

Una de las principales diferencias de esta propuesta de acuerdo definitivo con el de la cumbre anterior (Copenhague 2009) es que es jurídicamente vinculante a los países que firmen el documento.

Principales puntos propuestos en el texto final:

El aumento de la temperatura global debe estar muy por debajo de los dos grados centígrados.

El acuerdo es jurídicamente vinculante a los países firmantes.

Fondos cercanos a los US$100.000 millones para los países en desarrollo a partir de 2020.

Se revisará cada cinco años.



BBC Mundo

sábado, 31 de octubre de 2015

El silencio hace mal a la salud y nos puede hacer cómplices involuntarios

Al abordar los temas ambientales una buena o mala gestión se mide por el resultado, no por las buenas intenciones que pusimos o la confianza que depositamos a tercera personas y nos fallaron. Así como el éxito premia con aplauso, quien fracasa debe rendir cuentas.

No sé si el responsable es el ministro de economía Kicillof, el jefe de la AFIP, el COFEMA o la presidente Cristina Kirchner quienes tendrían que darnos alguna explicación sobre el destino de los fondos asignados a la Ley 26.331. Si se recaudaron y desviaron para otros fines o no fueron descontados de las retenciones a las exportaciones (Soja) de productos primarios y secundarios provenientes de la agricultura, ganadería y sector forestal. También se tendrían que expresarse  los empresarios de estos sectores y aclarar si les fueron descontado o no este 2%.  Sería muy saludable para todos que esto se aclare.  

En el año 2007 el Congreso Nacional sanciono la Ley 26.331 de presupuestos mínimos de protección ambiental de los bosques nativos. La cual destinaria un 0,3% del presupuesto Nacional para este fin, más el dos por ciento (2%) del total de la retenciones a las exportaciones (Soja) de productos primarios y secundarios provenientes de la agricultura, ganadería y sector forestal. Por ser los sectores responsables de más del 60% del daño ambiental. Sobre hidrocarburos, minería e importaciones de productos superfluos nada dice la ley. ¿Por qué?- No sé, habría que preguntarles a los cenadores y diputados que sancionaron la ley. 

Según cálculos estimados, este año la recaudación seria de 3.700 Millones de Pesos, pero no sabemos dónde van a parar, porque la presidente Cristina Kirchner aun no decreto la constitución de del Fondo Fiduciario donde se depositarían los fondos para ser distribuido entre las Provincia que adhirieron a esta ley.

Según nos informó el Subsecretario de Ordenamiento Territorial de la Provincia de Misiones Sr. Juan Máximo Solari. De estos fondos la Provincia recibió solamente 6 Millones de Pesos. ¿Les parece justo? No lo creo. 

Entre los parques provinciales y reservas privadas, la Provincia de Misiones tiene más de un tercio del total de su territorio destinado a la conservación de selva paranaense en pie y la biodiversidad más importante de la Argentina. Un Ministerio de Ecología que le cuesta al pueblo misionero 330 Millones de Pesos anuales. Más 26.000 Millones de pesos anuales por no destinar esas tierras a la producción agraria, ganadera y cultivos forestales industriales (Pinos, Eucaliptus, etc. etc.). ¿Podremos imaginar cuantas escuelas, cuantos hospitales, cuantas Universidades podríamos construir anualmente con este dinero. Crear cuántos puestos de trabajo para que nuestros jóvenes no tengan que abandonar la provincia y sus hogares en busca de oportunidades y como si fuera poco, ningún niño misionero recién nacido padecería desnutrición y  llegaría a su primer año de vida con su cerebro “semidesarrollado” por falta de una atención adecuada.

Y por último les dejo picando esto. El Estado Nacional quiere construir represas hidroeléctricas sobre el Ríos Paraná y Rio Uruguay. Como sucedió con Yacyretá, la Provincia volvería a perder territorio y será afectada climáticamente ¿A cambio de qué? Si hay amor por su provincia y a su pueblo.  Hasta los pro represas tendrían que modificar su posición.

Cordiales saludos. 
Por: Omar Aouada

lunes, 19 de octubre de 2015

Polémica por incumplimiento de la Ley 26.331(“Ley de Bosques”)

El ministro de Economía Axel Kicillof vulnera la Ley y la oposición lo acompaña con el silencio.   
El fondo de conservación cubre apenas un 4% del monto mínimo obligatorio por ley. El 0,3% del Presupuesto Nacional 2016 –que fue presentado por el ministro de Economía Axel Kicillof– equivale a un monto de 4.708 millones de pesos, mientras que, en concepto de retenciones agroindustriales, deberían sumarse al menos otros 900 millones. Es decir: el año que viene el Fondo de Conservación de los Bosques Nativos debería ser de al menos 5.600 millones de pesos. Sin embargo, el proyecto de Presupuesto 2016 asigna una partida de apenas 246,5 millones de pesos para todo el país.
Cabe recordar que esta actitud se repite desde que Hernán Lorenzino era ministro de economía y el actual ministro Axel Kicillof era su vice.
La Ley 26.331 (“Ley de Bosques”) dispone la creación de un Fondo de Conservación de los Bosques Nativos, cuyo propósito es compensar a las provincias y a los propietarios de campos que, debido al ordenamiento territorial establecido en cada jurisdicción, no puedan poner en producción el territorio en cuestión.
Dicho fondo –según lo que determina la Ley de Bosques– debe ser integrado por partidas anuales que “no podrán ser inferiores al 0,3% del Presupuesto Nacional” y por “el 2,0% del total de las retenciones a las exportaciones de productos primarios y secundarios provenientes de la agricultura, ganadería y sector forestal correspondientes al año anterior del ejercicio en consideración”.
El 0,3% del Presupuesto Nacional 2016 –que fue presentado ayer por el ministro de Economía Axel Kicillof– equivale a un monto de 4708 millones de pesos, mientras que, en concepto de retenciones agroindustriales, deberían sumarse al menos otros 900 millones, según publica valorsoja.com.
Es decir: el año que viene el Fondo de Conservación de los Bosques Nativos debería ser de al menos 5600 millones de pesos. Sin embargo, el proyecto de Presupuesto 2016 asigna una partida de apenas 246,5 millones de pesos.

 Desde que la La Ley de Bosques comenzó a regir de manera efectiva el gobierno nacional debería haber transferido a las provincias compensaciones ambientales por al menos 14.750 millones de pesos (M/$). Pero apenas desembolsó 1239 M/$. Es decir: si se suman las asignaciones correspondientes a los años comprendidos entre 2010 y 2015, puede advertirse que en ese período el gobierno nacional se apropió de casi 13.510 millones de pesos pertenecientes a las provincias. 

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El 40 % de la población mundial nunca ha oído hablar del cambio climático

Se estima que cuatro de cada 10 habitantes del planeta jamás han oído hablar del cambio climático. Este número aumenta hasta 6 de cada 10 en Egipto, la India y Bangladesh. Los resultados provienen de un estudio sobre concienciación y percepción de riesgo del cambio climático que se publicó en la revista Nature Climate Change.

El estudio señala la actitud de la población mundial respecto al cambio climático, obtenida mediante encuestas realizadas en 119 países, y analiza las posibles causas que llevan a la población a percibir un mayor o menor riesgo. Los resultados muestran que los países más desarrollados son, por lo general, los que mayor conocimiento tienen del cambio climático. Sin embargo, esto no implica necesariamente que en estos países haya una mayor percepción del riesgo. Por ejemplo, la investigación destaca que América Latina y Europa son las zonas donde la población está más concienciada con el cambio climático, ya que además de un alto porcentaje de conocimiento, tienen una mayor percepción del riesgo asociado.

Respecto de los países de África y Asia, los resultados mostraron que en muchas de las naciones que nunca habían sido educadas sobre el cambio climático, ya se habían dado cuenta de los cambios locales en los patrones de temperatura y precipitaciones y comenzaba a extenderse un sentimiento de preocupación por este hecho.

Los autores del estudio consideran que sus resultados ofrecen una guía para concienciar al planeta sobre la importancia del cambio climático, aplicando medidas específicas en cada país según sus particularidades. Entre las medidas que destacan está la mejora de la educación básica, la formación sobre el clima y la comprensión de las dimensiones locales del cambio climático.


Ecoportal

viernes, 4 de septiembre de 2015

Bosques nativos, claves para mitigar el cambio climático

Cada hectárea retiene tanto CO2 como el que generan 24 argentinos en un año. En el país hay 49 millones de hectáreas. Advierten sobre los peligros del desmonte.

Por Lucas Viano

Cada hectárea de bosque nativo argentino atesora 189,5 toneladas de dióxido de carbono, el principal gas responsable del cambio climático que vive el planeta. Es el equivalente a la contaminación anual que generan casi 24 argentinos.

Evitar el desmonte también es una forma de impedir que la temperatura global siga aumentando y evitar graves consecuencias como el aumento del nivel de mar y una mayor frecuencia de eventos extremos como sequías e inundaciones.

Argentina posee un reservorio invaluable de dióxido de carbono (CO2) en sus bosques chaqueño y patagónico, selva misionera y yungas. Estos ecosistemas resguardan 9.300 millones de toneladas de CO2.

Equivale a lo que emitirían los autos, camiones, aviones, usinas, industrias, ganado y cultivos argentinos en 18 años.

El cálculo fue realizado por la Secretaría de Ambiente de la Nación, en el marco de la Tercera Comunicación Nacional sobre Cambio Climático que el país debe presentar ante Naciones Unidas.

El objetivo final es anunciar un plan voluntario de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de cara a la próxima reunión sobre este tema, que se llevará a cabo en París a fin de año.

El país tiene 49 millones de hectáreas de bosques nativos protegidas por leyes provinciales e incluidas en tres categorías, según su grado de conservación. Sin embargo, la tasa de desmonte es de 0,5 por ciento anual.

En 2012, el 21 por ciento de las emisiones de GEI nacionales fueron causadas por el desmonte. Entre 2013 y 2014, el país perdió 188 mil hectáreas, de las cuales 73 mil fueron en zonas prohibidas.

Manuel Jaramillo, especialista en bosques nativos de la Fundación Vida Silvestre Argentina señala que a nivel global el 20 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la deforestación. “La cifra se duplica si se analiza sólo a países en vías de desarrollo. Esto pone de relevancia la importancia de reducir la deforestación y la degradación de los bosques nativos”, comenta. En este sentido, señala que la aplicación de la ley nacional de bosques nativos y las normas provinciales han tenido sus buenas y malas.

Como aspectos negativos menciona que aún no se creó el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos y que las partidas para esta área en ningún momento han superado el 10 por ciento del monto que estipula la ley; esto es, el dos por ciento de las retenciones a las exportaciones del sector rural.

Sin embargo, asegura que la norma ha servido para fortalecer la capacidad técnica de las oficinas nacional y provinciales encargadas de monitorear estos ecosistemas. “El mayor inconveniente está relacionado con la recategorización de áreas con alta conservación a otras de menor protección y el uso discrecional de los fondos de la ley para compensar a algunos propietarios de predios con bosque por sobre otros”, apunta.

Y detalla: “Mientras que entre 2006 y 2007, previo a la sanción de la ley de bosques, se desmontaron 720 mil hectáreas, en el período 2013-2014 la deforestación fue 188 mil hectáreas, lo cual constituye un avance”.

Riesgos
Según el estudio de la Secretaría de Ambiente, una de cada 10 hectáreas de bosque nativo (4,7 millones) está en riesgo de desaparecer por estar en sitios aptos para la agricultura. Es decir, que tienen suelos relativamente fértiles y un promedio anual de lluvias mayor a 700 milímetros. A esto que sumarle las hectáreas de bosques que se podrían desmontar con fines ganaderos.

El desafío político es definir qué es más importante para el país: proteger sus bosques o desmontar para aumentar la superficie de tierras económicamente activas.

De hecho, el estudio calculó que el costo de cada tonelada de CO2 que se conserva en los bosques argentinos hasta 2030 es de 1,2 a 2,1 dólares. Parece un monto bajo pero, en el total, son entre 19 mil millones y 32 mil millones de dólares se suman el “gasto presupuestario” para implementar la ley de bosques y los costos de oportunidad por no poder cultivar esas tierras.

Sin embargo, la protección de los bosques no sólo reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. También genera otros beneficios como conservación de la biodiversidad, la protección de suelos, la correcta gestión de aguas y las lluvias y ayuda a reducir de la contaminación del aire.

Por región

Selva misionera. Sufre una alta degradación por extracción de madera de forma no sustentable. Las actividades agrícola y ganadera también amenazan este ecosistema.

Bosques patagónicos. Su mayor amenaza son los incendios, muchas veces intencionales.

Bosque chaqueño. La agricultura y la ganadería amenazan este ecosistema.


Yungas. Este hábitat de alta biodiversidad ubicado en Salta, Jujuy y Tucumán también está en riesgo por el avance de actividades productivas.

sábado, 15 de agosto de 2015

La confusión del veganismo

Un análisis sobre el consumo de carne y la compasión por los animales de uno de los ambientalistas argentinos más reconocidos. 
Un aporte del grupo "ECO" El Paraíso para un debate actual y profundo.

Por Claudio Bertonatti*). Uno de los grandes problemas ambientales es que las verdades se mueven reptando lentamente por la selva mientras que las mentiras vuelan rápido por cielo despejado. Otro de los problemas es que desde las buenas intenciones se pueden tomar malas decisiones. 

Por eso dedico este artículo a quienes dejaron de alimentarse con carne por compasión o solidaridad con los animales. No lo dirijo, entonces, a quienes evitan su consumo por motivos nutricionales, filosóficos o religiosos. Tampoco resultará apto para fanáticos, fundamentalistas o para quienes no dudan de sus creencias u opiniones. No pretendo herir a nadie. 

Hay personas que suponen que al evitar el consumo de carne no matan animales. Tengo una pésima noticia para ellas: no es cierto. El más despojado plato de arroz o un simple pedazo de pan también implica un impacto mortal para muchos animales. Que no lo veamos ni sepamos es otro tema. Pero la muerte está presente de un modo inevitable. No existe el desarrollo humano con impacto ambiental cero: para que nosotros podamos vivir muchas formas de vida deben morir. Esta afirmación es chocante pero es una de las verdades más obvias de la ecología, que es la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su ambiente. 

Vegetariano u omnívoro

Aclaro que fui vegetariano. En mi adolescencia creía que era una forma de evitar el sufrimiento y la muerte de los animales. Después de un par de años volví a ser omnívoro. Les explicaré los motivos, advirtiendo que no pretendo convertir a nadie a ninguna filosofía o estilo de vida. Solo busco arrimar información, impresiones y experiencias para ayudar a quienes quieran revisar sus decisiones alimenticias con implicancias ambientales. 

¿Qué me hizo cambiar de opinión y de conducta? La constatación de la realidad ambiental en el terreno y, fundamentalmente, la comparación de los campos donde se producen nuestros alimentos. Por eso, les propongo repetir el ejercicio. Visiten un campo ganadero y otro agrícola en una misma región y anoten la diversidad de formas de vida que ven en cada uno de ellos. Este ejercicio se puede hacer registrando solo la presencia de aves, anfibios, reptiles, peces, mamíferos, mariposas, hongos o plantas, o de todos estos grupos.

El resultado será inequívoco: un cultivo (soja, trigo, maíz o arroz, para mencionar los más extendidos) no conviven con mucho más que sí mismos. Incluso, sucede esto con la huerta más orgánica del mundo. Las especies animales no solo no son bienvenidas sino que en los cultivos no orgánicos (la mayoría) son combatidas con biocidas o agrotóxicos (venenos), cuando no, tiros u otras formas de lucha para evitar la presencia de predadores que ocasionan daños y pérdidas económicas.

Una de las impresiones más contundentes fue el contraste entre la abundante vida silvestre de los esteros y arroyos del nordeste argentino con las arroceras vecinas. En estas últimas no había lugar para carpinchos, ciervos de los pantanos, lobitos de río, boas curiyú, garzas, gallaretas ni patos. Para cultivar arroz se drenan esos esteros, arroyos y riachos para que les deriven su agua y muchas veces, terminan secos o muertos, sin vida. Como se empobrecen o destruyen esos ambientes naturales muchos animales silvestres desamparados buscan refugio o comida en los cultivos que los han reemplazado. Y ahí se desata un segundo golpe. Para evitar que las aves o mamíferos coman los granos o brotes se esparcen semillas envenenadas o se traen tours de cazadores salvajes a desterrarlos a tiros de plomo (también contaminante). Nadie que sepa esto puede decir que por no comer carne y alimentarse con arroz, por ejemplo, no se matan animales.

Claro, la muerte es distinta porque ocurre más lejos, de un modo difícil de ver y variada en su forma (alterando el ambiente, envenenando o disparando balas). Una característica fundamental es que no se matan puntualmente los animales domésticos a consumir (para los que hay una sensibilidad más desarrollada), sino una enorme cantidad de animales de una gran diversidad de especies silvestres: desde invertebrados hasta peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Estos impactos se tornan “invisibles” a la distancia de una gran ciudad y en consecuencia son poco emotivos. Y lo que no emociona no es evocado. 

Por desconocimiento, entonces, se tiene mucha más sensibilidad por los animales domésticos que por los silvestres (como si estos últimos tuvieran menos derechos), cuando el nivel de preocupación debería ser inverso. A diferencia de lo que ocurre con las variedades domésticas, las especies silvestres que se extinguen no tienen reposición. Este disparate tiene un correlato coherente, aunque irracional. Entre muchos vegetarianos y veganos hay dolor o lamento constante por la muerte de animales domésticos (que vale la pena aclarar, están fuera de peligro de extinción porque se crían a gran escala) y un silencio sepulcral ante la muerte de la multitud de individuos de especies diferentes de la fauna salvaje. O lo que es peor, ante la desaparición del ambiente en el que conviven miles de formas de vida, muchas veces, de especies amenazadas. 

Ganadería y agricultura

Por otro lado, con respecto a la ganadería, cuando se practica de un modo extensivo (o sea, a campo) se pueden ver garzas, ranas, culebras, peces, zorrinos, zorros, gatos monteses, hurones, perdices, hongos y muchas otras formas de vida entre los vacunos, los lanares o los caballares. Y si fuera realizada sobre pastizales nativos, es posible la convivencia hasta con especies amenazadas como los venados de las pampas y el yetapá de collar.

Pero la ganadería viene cediendo terreno a la agricultura. Y, de hecho, la expansión de la frontera agrícola (junto con la urbana) viene siendo desde hace décadas la principal amenaza para la naturaleza argentina, dado que va arrasando con nuestros bosques, selvas, montes, sabanas, esteros y pastizales para reemplazarlos por campos de cultivo. Si la humanidad se hiciera vegana para la naturaleza sería una tragedia.

Está claro que -de una u otra forma- la humanidad debe alimentarse y eso genera ineludiblemente un disturbio en la naturaleza, ya sea para reemplazarla o para intervenirla. Y cuando nuestra población crece como lo hace desde hace siglos, de un modo irresponsable o desentendido de la capacidad de carga del planeta, la agricultura se transforma en el mecanismo más fácil para proveer alimentos a gran escala y, en consecuencia, a gran impacto ambiental.

Desde luego existen formas más amigables de cultivar, pero no se practican a gran escala y menos en el contexto de crecimiento poblacional mundial. 

También existen formas menos cruentas de matar a los animales, pero cuando uno es sensible, hasta la eutanasia programada duele. Lo cierto es que existen técnicas para aplicar una “muerte humanitaria”, que es inmediata, evitando maltrato, crueldad y agonía. Si se aplicara en los mataderos o “criaderos” se evitaría el maltrato y agonía que caracteriza a muchos de ellos. Ojalá tuvieran esta oportunidad los miles de animales silvestres que mueren cotidianamente envenenados por el uso de agroquímicos, mal heridos o baleados por los cazadores asociados con la defensa de los cultivos o los que quedan hambrientos y sin refugio porque su ambiente fue arado.

Para evitar que se maten animales la única solución es dejar de comer. Ya hemos visto que cualquier dieta capaz de sostenernos acarrea más muertes de las que imaginamos. Uno de los grandes temas a resolver a escala mundial es cómo transformar la actual producción industrial de alimentos en un modelo compatible con la conservación de los espacios silvestres. No solo practicando agricultura y ganadería sostenibles y sustentables, sino también siendo más humanitarias con las demás formas de vida.

Este caso ejemplifica lo difícil que es catalogar de “blanco” o “negro” un tema ambiental. La realidad tiene abundantes tonos de “grises” y es más compleja a medida que nos interiorizamos en ella. Al principio, suele ser ingrato hacerlo porque –sin anestesia- destroza ideas utópicas propias de un mundo ideal. Así, concluiremos en elegir la opción menos mala en lugar de la más buena.

Nuestro mundo real es imperfecto y no tenemos otro. Es difícil cambiarlo si no nosotros no cambiamos. El historiador escocés Thomas Carlyle (1795-1881) dejó una reflexión oportuna para esta situación: “¿Que esta es una mala época? Pues bien, estamos aquí para hacerla mejor”. Si aceptamos el desafío se hace ineludible detenernos a contrastar ideas y realidades para tomar decisiones inteligentes y buenas. (Noticias AgroPecuarias)
(*). Museólogo. Docente de la Cátedra Unesco de Turismo Cultural, la Escuela Argentina de Naturalistas y de la Universidad del Museo Social Argentino. Consejero de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y asesor de la Fundación de Historia Natural 'Félix de Azara'.

viernes, 17 de julio de 2015

Concentración de gases de efecto invernadero alcanza cifra récord

Los gases de efecto invernadero que son el origen del cambio climático alcanzaron picos de concentración récord en la atmósfera en 2014, año en que el planeta, además, registró una temperatura récord en su superficie, reportaron el jueves investigadores de todo el mundo.

"El dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, que son los principales gases emitidos a la atmósfera, alcanzaron récords de concentración en la atmósfera durante el año" 2014, precisa el informe de los investigadores del "Estado del Clima", publicado por la Agencia estadounidense océanica y atmosférica (NOAA).

El dióxido de carbono, el metano y el óxido nitroso, que son los principales gases emitidos a la atmósfera, alcanzaron récords de concentración en la atmósfera durante el año 2014.

Los océanos también registraron  el año pasado récords de temperatura, mientras el nivel del mar llegó a su nivel más alto.

"Europa experimentó su año más caluroso con un amplio margen, y cerca de dos docenas de países rompieron sus récords nacionales de temperatura".

"En Latinoamérica, México experimentó su año más cálido; mientras Argentina y Uruguay tuvieron, cada uno, su segundo año de mayor calor del que se tenga registro".

"Las temperaturas anuales de muchos países en Asia estuvieron entre las 10 más calientes de las que hay registro; África tuvo temperaturas superiores a la media en todo el continente y Australia padeció su tercer año más cálido consecutivo, después de una oleada de calor sin precedentes en 2013".

En 2014, el calentamiento de los océanos y el derretimiento del hielo hizo subir el nivel del mar también a una cifra récord: 6,7 centímetros respecto al promedio de 1993, cuando se comenzó a tomar esta medida.


En total, 413 científicos de 58 países contribuyeron a este informe, basado en datos recogidos por puestos de vigilancia del medio ambiente y publicados en el Bulletin of the American Meteorological Society.

domingo, 5 de abril de 2015

Los guardaparques misioneros fueron autorizados para portar armas de fuego

El secretario de Ecología de la Provincia, Juan Manuel Díaz se refirió al anuncio realizado este viernes por la ministra Viviana Rovira sobre la habilitación a los guardaparques para portar armas de fuego para la prevención de la caza furtiva y estimó que la portación de armas será efectiva en aproximadamente cinco meses, tiempo durante el cual se adquirirán los elementos de seguridad y los agentes de conservación se someterán al examen psicofísico.
 La ministra Viviana Rovira anunció este viernes la habilitación del Registro Nacional de Armas para que el Ministerio de Ecología sea admitido como legítimo usuario colectivo de armas de fuego. Al respecto, el secretario del área, Juan Manuel Díaz manifestó: “Es el primer paso que debíamos llevar adelante. Lo destacable es la decisión política de nuestra ministra de afrontar esta situación tan importante para nuestros agentes de conservación”.
Según señaló Díaz, tanto la ley del Cuerpo de Guardaparques como el decreto reglamentario, hace años preveían la admisión del uso de armas de fuego para ejercer la prevención de la caza furtiva. “Es un trabajo que en la selva se vuelve necesario, mucho más en la presencia de áreas fronterizas como tiene Misiones”, dijo y agregó: “Es una herramienta necesaria para el trabajo que realizan los agentes de conservación en zonas inhóspitas donde es difícil a veces contar con otros auxilios que los que se pueda proveer uno mismo”.
Asimismo aclaró que existe un protocolo de utilización de las armas de fuego y estimó que la concreción de la portación de armas sería dentro de cuatro o cinco meses más. “Durante ese tiempo los agentes se someterán al examen psicofísico y se realizará la adquisición de estos elementos de seguridad”, detalló.
El examen psicofísico al que serán sometidos los guardaparques para obtener la habilitación estará a cargo de un gabinete médico que contará con la colaboración de otros organismos provinciales que ya tienen experiencia en ese tipo de evaluaciones, como la Policía provincial.
Fuente: Misiones Online