Vivir o trabajar en
un ambiente ruidoso podría aumentar el riesgo de sufrir un infarto, según un
nuevo estudio alemán.
NUEVA YORK (Reuters Health) - Un grupo
de investigadores halló que los adultos de edad mediana que viven en las zonas
urbanas y cerca de caminos con un gran caudal de tráfico tienen un 46 por
ciento más de riesgo de sufrir un infarto, que los que viven en barrios más
tranquilos.
Del mismo modo, los hombres con
trabajos que los exponen a altos niveles de ruido tienen un tercio más de
probabilidades de tener un infarto, que los que trabajan en lugares más
silenciosos.
Aunque no es demasiado claro el motivo
de esto, podría influir el estrés que genera la exposición al ruido crónico,
según el equipo dirigido por el doctor Stefan N. Willich, de Charite University
Medical Center, en Berlín.
Una gran cantidad de estudios previos
señalan que la exposición a largo plazo al ruido del tráfico o de las máquinas
de fábricas aumentaría el riesgo de hipertensión e infarto.
El ruido elevado actúa en el organismo
como una "advertencia" y la respuesta normal incluye cambios
hormonales y picos en la presión arterial y los latidos.
Los investigadores sospechan que en el
tiempo, la exposición al ruido crónico dañaría el sistema cardiovascular.
En el nuevo trabajo, publicado en la
revista European Heart Journal, los investigadores analizaron los niveles
sonoros de distintos barrios y lugares de trabajo, y estudiaron la percepción
de los ruidos en los participantes.
Hallaron que las mujeres que decían
estar "molestas" con el ruido del tráfico próximo a sus hogares,
tenían un mayor riesgo de sufrir un infarto que las mujeres que no se
molestaban. Sin embargo, los niveles de molestia entre los hombres, en el hogar
o en el trabajo, fueron independientes del riesgo de infarto.
Con pruebas objetivas, según datos
oficiales del ruido del tránsito en Berlín, los hombres y las mujeres que
vivían cerca de autopistas ruidosas tenían un elevado riesgo de sufrir un
infarto. Mediciones objetivas en ambientes de trabajo ruidosos señalaron que
dicho riesgo estaba presente sólo en los hombres.
Estas diferencias de género, según el
equipo de Willich, indicarían que los hombres son más propensos a trabajar en
lugares más ruidosos, mientras que las mujeres tienden a estar en casa durante
el día y, por lo tanto, más molestas por el ruido del tráfico cercano.
El estudio incluyó a 4.115 hombres y
mujeres, en su mayoría de 50 años, que habían recibido tratamiento por un
infarto en el hospital de Berlín. Fueron comparados con un grupo control de
adultos de la misma edad sin antecedentes cardíacos.
Sin tener en cuenta factores de riesgo
como el tabaquismo, la obesidad y antecedentes familiares de infarto, las
personas con una mayor exposición a los ruidos tenían un mayor riesgo de sufrir
un infarto.
Aún no se conoce si los protectores de
oído, que se usan para prevenir daños auditivos, podrían reducir el riesgo de
infarto. Pero los nuevos resultados señalan la necesidad de estudiar esta
cuestión, según indican los autores.