El “desprecio” a nuestro entorno ha causado la crisis del
nuevo coronavirus, estima la famosa primatóloga británica Jane Goodall, de 86
años y que ha dedicado su vida a la defensa de los animales y el medioambiente.
Pero es hora de aprender de nuestros errores e intentar
evitar nuevas catástrofes, afirma.
¿Cómo ve usted esta
pandemia?
Nuestro desprecio por la naturaleza y nuestra falta de
respeto por los animales, con quienes tendríamos que compartir el planeta, son
los que han causado esta pandemia, presagiada desde hace mucho tiempo. A medida
que destruimos los bosques, por ejemplo, las diferentes especies de animales
que viven en ellos se ven obligadas a desplazarse y las enfermedades pasan de
un animal a otro. Y este otro animal, obligado a estar más cerca de los seres
humanos, puede probablemente infectarlos.
También son los animales salvajes cazados, vendidos en los
mercados en África y Asia, especialmente en China, y nuestros criaderos
intensivos, donde se hacinan cruelmente miles de millones de animales en todo el
mundo. Estas condiciones brindan la ocasión a los virus de pasar entre las
especies y llegar a los seres humanos.
¿Qué se puede hacer
con estos mercados de animales?
Es realmente bueno
que China haya cerrado los mercados de animales vivos. Es una prohibición
temporal, que esperemos se haga permanente y que otros países asiáticos
adopten. Pero en África será muy difícil dejar de vender carne de caza, porque
mucha gente depende de ello para su sustento. Se tendrá que reflexionar mucho
sobre cómo hacerlo, porque no se puede impedir a alguien hacer algo cuando no
tiene dinero para vivir o para sustentar a su familia. Pero que esta pandemia
al menos nos enseñe qué hacer para evitar la próxima.
¿Qué podemos esperar?
Tenemos que entender que formamos parte del mundo natural,
que dependemos de él, y que destruyéndolo, robamos el futuro a nuestros hijos.
Espero que a raíz de esta respuesta sin precedentes, estos confinamientos
impuestos en todo el mundo, cada vez más gente abra los ojos y empiece a pensar
en otras maneras de vivir de forma diferente sus vidas.
Todo el mundo puede hacer algo que tenga un impacto cada
día, si piensa en las consecuencias de las pequeñas elecciones de cada día: qué
comemos, de dónde viene, si ha provocado crueldad contra algún animal, si
procede de la agricultura intensiva, que es la mayoría de los casos, si es
barato gracias a la explotación infantil, si su producción dañó al
medioambiente, cuántos kilómetros tuvo que recorrer, si caminamos en lugar de
tomar el coche...
Las personas pobres
no pueden elegir entre estos dilemas éticos, tienen que hacer lo que pueden
para sobrevivir, no pueden plantearse estas cuestiones sobre lo que compran
porque debe ser lo más barato. Y cortarán el último árbol porque están
desesperados para encontrar tierra donde plantar alguna cosa para comer... Lo
que cada uno podemos hacer en nuestra vida depende de quiénes somos, pero todos
podemos marcar la diferencia, todos.
Estas declaraciones fueron realizadas durante una
conferencia telefónica con motivo del estreno de del nuevo documental producido
por National Geographic, 'Jane, un mensaje de esperanza'.
Foto
AFP. EL COMERCIO